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Este examen es muy importante en las mujeres, especialmente para detectar precozmente la presencia de un cáncer. Se efectúa mediante:
a.
Inspección
b.
Palpación.
El examen debe ser
prolijo, sin dejar de cuidar el pudor de la paciente. En la mama destaca el
tejido glandular y fibroso, grasa subcutánea y retromamaria. El tejido
glandular se organiza en lóbulos y lobulillos que drenan a los conductos
galactóforos, los que a su vez desembocan en el pezón. En algunas mujeres la
grasa es el tejido que más predomina, con la edad el componente glandular se
atrofia y es reemplazado por grasa.
Para localizar las
lesiones de la mama, ésta se divide en cuatro cuadrantes mediante dos líneas
virtuales transversales que pasan por el pezón. Casi todo el tejido glandular
se encuentra en el cuadrante superior externo, el cual hacia la axila se
prolonga formando una cola. El drenaje linfático se efectúa principalmente a la
axila, pero también ocurre hacia regiones infraclaviculares y estructuras
profundas del tórax.
Inspección
Conviene efectuarla
estando la paciente sentada con sus brazos colgando a los lados, apoyados a
cada lado de la cintura o levantados. Se deben observar ambas mamas en forma
simultánea para comparar la simetría de ellas, el aspecto y orientación de los
pezones, posibles deformaciones o retracciones, y si existe compromiso de la
piel.
En la aréola de las
mamas, que es una zona pigmentada que rodea el pezón, se ven unas prominencias
pequeñas que corresponden a glándulas sebáceas (tubérculos de Montgomery) y
algunos folículos pilosos. En ocasiones se ven uno o más pezones
supernumerarios que se ubican en la línea mamaria embrionaria. Si el pezón está
aplanado o retraído (umbilicado) por muchos años, no tiene mayor importancia,
salvo la dificultad que puede ocurrir para amamantar. Si la retracción es del
último tiempo, puede deberse a un cáncer.
Palpación
Se efectúa frecuentemente estando la paciente
en decúbito dorsal. Se le pide que levante el brazo del lado que se va a
examinar y que coloque la mano detrás de la cabeza. La mano del examinador
presiona la glándula contra la pared torácica y la recorre sistemáticamente.
Puede ser en forma radial o por cuadrantes. La palpación debe ser completa, sin
dejar de palpar el tejido glandular debajo del pezón, la cola en el cuadrante
superior externo y las axilas mismas.
También se puede
efectuar una palpación bimanual que es útil especialmente para delimitar mejor
los nódulos que se detectan. Otra alternativa es asir el seno mismo entre el
pulgar y los demás dedos de la mano con el fin de sentir las estructuras
contenidas en la glándula. Las mamas voluminosas son más difíciles de examinar
y la posibilidad que se escape un nódulo es mayor. Frente a esta posibilidad
conviene indicar mamografías y ecotomografías, especialmente pasados los 50
años; en mujeres con riesgo aumentado de tener un cáncer, estos exámenes se
practican en forma más precoz.
Se consideran
factores de riesgo para desarrollar cáncer de mama:
1. la
edad (riesgo progresivo).
2. familiar
cercano que haya tenido cáncer de mama (madre, hermana, abuela, tía).
3. antecedentes
de haber tenido con anterioridad un cáncer de mama.
4. menarquia
precoz (antes de los 12 años),
5. primer
parto después de los 30 años.
6. no
haber tenido hijos.
7. menopausia
después de los 55 años.
Las mujeres deben
tener el hábito de autoexaminarse por lo menos una vez al mes. Para esto
levantan un brazo y se examinan la mama con la otra mano. Una buena oportunidad
es efectuarlo en la ducha o al acostarse. Si están acostumbradas a este
procedimiento, notarán precozmente una lesión nueva. Antes de la menstruación,
y durante los primeros días de ella, es frecuente que se palpen nódulos en
mayor cantidad, los que pueden ser sensibles. Debido a esto, convendría que el
examen se efectuara una a dos semanas después.
Si se palpa un
nódulo, se debe precisar su ubicación, tamaño, forma, consistencia, bordes,
desplazamiento respecto a los planos profundos, compromiso de la piel,
sensibilidad.
La ubicación se
expresa según los cuadrantes, la distancia respecto al pezón y la hora según la
esfera de un reloj. El tamaño se expresa en centímetros. La forma podrá ser
redonda, alargada, estrellada, etc. La consistencia puede ser blanda, elástica,
fluctuante, dura. Los bordes pueden estar bien definidos o ser difíciles de
precisar. Si existen adherencias con estructuras vecinas, puede ser difícil
desplazar la lesión respecto a los planos profundos. Un aspecto especial que
ocasionalmente se ve en cánceres que comprometen la piel es la presencia de
"hoyitos" que dan un aspecto de "piel de naranja" (edema
secundario a obstrucción linfática). Algunos nódulos son sensibles a la
palpación.
Por el pezón pueden
salir distintos líquidos en forma espontánea o exprimiendo la glándula o el
pezón mismo. Estos líquidos pueden tener un aspecto lechoso o ser de otro tipo
(seroso, hemático o purulento), según la causa que los produzca. La salida de
un material serohemático puede deberse, especialmente en una mujer mayor, a un
papiloma intraductal.
Entre las lesiones
palpables destacan los nódulos de una enfermedad fibroquística. También
lesiones de bordes nítidos que corresponden a fibroadenomas y que son más
frecuentes en mujeres jóvenes. Un cáncer de mamas se palpa como un nódulo duro,
de bordes poco precisos, y puede estar fijo a la piel o a los planos profundos,
pero en realidad, puede palparse como cualquier otro nódulo.
La palpación de las
axilas tiene especial importancia por la posibilidad de encontrar ganglios comprometidos.
Separando el brazo del costado del tórax, el examinador palpa la axila con sus
cuatro dedos presionando contra la pared torácica. Con su mano derecha palpa la
axila izquierda, y con la mano izquierda palpa la axila derecha.
El desarrollo de
las mamas en el hombre, más allá de lo normal, se llama ginecomastia. Es
frecuente de observar en algunos jóvenes en la edad de la pubertad. En los
adultos se observa ocasionalmente por trastornos hormonales, por la ingesta de
algunos medicamentos, o en enfermedades como la cirrosis hepática. Los hombres
también pueden tener un cáncer de mamas, aunque es poco frecuente.
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