Examen de
Genitales Femeninos
Antes de efectuar
el examen ginecológico es necesario adaptarse a la situación de cada paciente.
Es normal que la mujer pueda tener algún grado de temor, más aún, si es primera
vez o si en otras ocasiones le ha resultado doloroso. Es muy importante
tranquilizar a la paciente, darle las explicaciones que puedan ser necesarias,
y lograr que se relaje y sienta confianza. Por supuesto la sala de examen debe
tener privacidad, los examinadores hombres conviene que estén acompañados por
una asistente femenina. Se le pide a la paciente vaciar su vejiga antes del
examen y que se quede sin su ropa interior.
Luego se coloca en
la mesa en posición ginecológica (posición de litotomía). Según el tipo de
estribos, sus piernas podrán quedar apoyadas en los talones o en la corva
(región poplítea). Los muslos quedan abducidos, las nalgas deben quedar justo
en el borde libre de la mesa. El abdomen y la parte proximal de los músculos se
cubren con una sabanilla, aplastando el género entre las piernas de modo de
mantener contacto visual cara a cara con la paciente. Se debe contar con una
buena iluminación, los instrumentos y las manos deben estar templadas.
Los genitales
externos, es decir, la vulva, es la parte externa del aparato genital femenino
y es muy importante la correcta inspección visual, ya que simplemente con su
visualización podemos conocer las patologías más frecuentes.
Tacto vaginal
A la vez que te
exploran, tú debes señalar si hay alguna zona que te moleste especialmente. Se
comienza el examen examinando los genitales externos. Se puede tocar primero la
cara interna de los muslos para ubicar a la paciente que se está comenzando el
examen. Se deben observar los caracteres sexuales secundarios, el desarrollo
del clítoris, la desembocadura de la uretra, el aspecto de los labios mayores y
menores, la coloración de las mucosas, si existe alguna lesión o abultamiento
localizado anormal. Las manos deben estar enguantadas, especialmente la que
toca directamente los genitales. Con los dedos se separan los labios menores
para observar las estructuras del vestíbulo.
Se introduce el
dedo índice en la vagina lubricado sólo con agua, mientras no se hayan tomado
las muestras cervicales y los cultivos no conviene usar otros lubricantes. Esta
maniobra permite conocer la orientación, largo y ancho de la vagina de modo de
poder elegir el espéculo más adecuado. En general, la posibilidad de producir
dolor aumenta al ser brusco, usar instrumentos muy gruesos y presionar hacia la
pared anterior donde pasa la uretra. Por esto, la introducción del espéculo y
de los dedos se efectúa ejerciendo más presión sobre la pared posterior de la
vagina.
El tacto vaginal bimanual
consiste en la introducción de los dedos índice y mayor del explorador en la
vagina, mientras que la otra mano presiona a través de la parte baja del
vientre para poder delimitar:
1.
Matriz, su forma, la presencia de
deformaciones, tamaño, movilidad ;
2.
Anejos, es decir ovarios y trompas; también
determinaremos la presencia de tumoraciones a este nivel. Por su lado, con la
movilización cervical, se estudia las características del parámetro (ligamento
muscular que aguanta la matriz por su perte inferior).
Especuloscopia
El cérvix es la
parte de la matriz que comunica el interior del útero con la vagina, al estar
en contacto con el exterior puede afectarse por varias patologías infecciosas,
pero a la vez, su condición de "exterior" nos permite su estudio y
detección de los posibles problemas de forma precoz.
Así, el cáncer de
cuello uterino es posible diagnosticarlo en etapas precancerígenas de tal forma
que el tratamiento precoz previene la aparición del cáncer de cuello. Te
preguntarás: ¿cómo? Pues de forma muy sencilla: mediante una citología del
cérvix. La citología consiste en coger una muestra de las células del cuello y
enviarlas al patólogo para que detecte las alteraciones de las células a este
nivel (el examen del Papanicolaou).
Algunas de las
patologías más frecuente que podemos encontrar son:
v
.Vulvovaginitis: Consiste en la
inflamación de vagina y vulva generalmente de causa infecciosa, dando lugar a
enrojecimiento, hinchazón, escozor o quemazón, e incluso dolor, acompañado de
un flujo distinto del habitual, a veces maloliente. Constituye el 20% de las
consultas de urgencias. La causa más frecuente son las infecciones por hongos
(generalmente Cándida albicans), y no siempre estás vulvovaginitis son de
transmisión sexual.
v
.Úlceras vulvares: la aparición de una
lesión ulcerada generalmente dolorosa siempre debe ser un signo de alarma para
acudir al ginecólogo ya que puede tratarse de una infección de transmisión
sexual (herpes genital), o bien otra enfermedades sistémicas con presentación
vulvar.
v
Verrugas o condilomas: lesiones en forma de coliflor de pequeño tamaño y
pruginosas, generalmente producidas por el virus de las verrugas genitales
(virus del papiloma humano).
v
Atrofia vulvar: se presenta en las mujeres tras la menopausia, consiste en un
adelgazamiento de la piel a este nivel, que a veces es muy molesto a la hora de
las relaciones sexuales.
v
Tumoraciones vulvares.
v
Varicosidades.
v
Cistocele:
posteriormente a la menopausia, especialmente si se han tenido hijos, la piel
es más laxa y fina, los músculos de esta zona pierden su capacidad tensora y
las paredes de la vagina tienden a caer, dando lugar al descenso de la vejiga
de la orina. En las fases iniciales no suele dar síntomas, pero si evoluciona
da lugar a incontinencia de orina a los esfuerzos, retenciones de orina e
infecciones de orina más frecuentes.
v
Retócele:
es la misma situación que la anterior pero con el descenso del recto.
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